La pandemia llevó a más personas a priorizar su salud, reimaginar sus rutinas y reconectarse consigo mismas. Esta nueva mentalidad de salud ya está impactando en la belleza con el surgimiento de compañías como Strands Hair Care, que brinda una personalización completa de ingredientes basada en la evaluación científica y los datos biológicos de cada cliente. Ya vivimos en la era en la que el cuidado de la piel y el cabello basados en el ADN y las hormonas, la belleza y la salud se entrelazan para entregar soluciones hiper personalizadas.  

El futuro de la belleza también estará fuertemente influenciado por la velocidad de la cultura. Mirando hacia atrás, antes de las redes sociales, las tradiciones de belleza se transmitieron de generación en generación. Era un rito de iniciación en muchas culturas incluso comenzar a usar maquillaje. Este ritual del pasado se ve completamente diferente en comparación con los adolescentes de hoy, armados con iPhones y una curiosidad infinita que hacen de la belleza un espacio inclusivo y sujeto a la exploración. 

Las redes sociales han creado un hogar para que las comunidades se formen y participen en función de sus pasiones, y en el ámbito de la belleza se han convertido en un canal moderno de investigación y desarrollo para las marcas.  En los últimos años, la belleza ha pasado de centrarse únicamente en la apariencia a un enfoque más general del bienestar en el que la ética de la marca juega un papel cada vez más valioso. Según Euromonitor, el 42 % de las personas define la belleza como tener ‘confianza interior’. Con cambios hacia el bienestar además de la fatiga general hacia las marcas de belleza de celebridades, existe un deseo general de que las marcas creen un compromiso más útil con sus comunidades.  

Uno de los lanzamientos recientes que aprovecha este apetito por pertenecer e involucrar a una comunidad desde adentro hacia afuera es Rare Beauty de Selena Gomez, comprometida con crear conciencia y recaudar fondos para la salud mental. De manera similar, S’able Labs de Sabrina e Idris Elba, que es una línea de cuidado de la piel ética y sin género inspirada en conversaciones con parejas, también tiene como objetivo servir a una comunidad que está lista para adoptar un marco más inclusivo en torno a la belleza. 

Debido a que la belleza y la cultura están tan entrelazadas, aprovechar a las comunidades apasionadas por la relevancia seguirá siendo una parte integral del futuro de la belleza. Sin embargo, a diferencia de los primeros días de las redes sociales, los consumidores de hoy son más inteligentes y deliberados con sus interacciones en línea, lo que significa que las marcas de belleza deberán ser mucho más tácticas, auténticas y de valor agregado a medida que buscan formas de aprovechar estas comunidades conectadas.